Morelia, Michoacán, a 20 de noviembre de 2011. El
inigualable pianista de Montevideo Homero Francesch tuvo su incursión musical
esta tarde en las instalaciones del auditorio de la UNAM campus Morelia, esto
como parte de una tarde más de música en el XXII Festival de Música de Morelia
MBJ.
Pianista que desde una temprana edad comenzó su
educación y gracias a una beca por parte del Servicio de Intercambio Académico
Alemán, se trasladó a Munich. En la actualidad, todo el desarrollo de su
carrera pianística se desarrolla en Europa y señaló: “Voy
solamente a Sudamérica a visitar mi país, pero generalmente el país
latinoamericano donde yo más toco es en México, en Sudamérica desgraciadamente
no toco”.
Dando inicio con el pie derecho, estuvo la Suite Bergamasque de Claude Debussy.
Como Homero señaló, fue una obra que después de ser terminada, el compositor
años más tarde la revisa y modifica. No se puede dudar de la belleza de esta
obra, pero sí es necesario señalar sobre manera la obra más famosa de esta
sección, Claro de Luna; que
interpretó de una manera hermosa, tocando cada nota con mucho cuidado en el
sonido y la delicadeza adecuada, haciendo parecer que cada nota se pegaba a sus
dedos y no la quería soltar. Actitud que imprimió mayor sensibilidad
interpretativa.
Sin embargo, no es un pianista que se quede
únicamente en la sensibilidad, ya que en el siguiente y último movimiento de
esta suite marcó decisivamente el contraste de velocidad y tonos; demostrando
su otra faceta como músico. Cabe mencionar que esta música como propia del
impresionismo musical, requiere de estampar en la interpretación una gran
importancia a los diferentes timbres que se puedan generar; en la búsqueda de
crear diferentes efectos. Cuestión que Homero realizaba a tal grado de hacer
uso incluso de caricias a las teclas del piano para generar las diferentes sensaciones
sonoras.
En el caso de su interpretación de Miroirs del compositor Maurice Ravel,
obra dividida en cinco movimientos de los cuales el primero, Nocturnelles fue la muestra del
cromatismo tratado con velocidad, motivo que le suscitó hacer uso del toque de
virtuosismo necesario para una buena interpretación de ella, se puede decir que
en ella, la principal preocupación es la velocidad antes que la búsqueda de melodía;
originando un estado de ánimo oscuro.
A
lo largo de esta obra se puede apreciar incluso las grandes dificultades
técnicas que se van presentando, sin embargo; otra de las partes que vale la
pena destacar es la última sección denominada La Vallée des Cloches, ya que; como parte de las características
del impresionismo musical se encuentra el hecho de evocar escenas musicales y en
esta ocasión se escuchan los sonidos de las campanas acompañadas por armonías
sonoras que el pianista destacó de acuerdo a las más importantes para dibujar
la escena por medio de los sonidos y sus diferentes colores rítmicos.