15/10/10

CRECE INCONFORMIDAD POR TOMA DEL IMCED

Crece la inconformidad por parte de docentes, investigadores y alumnos del IMCED que repudian la toma de las instalaciones de los planteles Morelia y Pacífico-Guacamayas por un grupo minoritario que no ha clarificado de manera formal sus demandas.

Pese a que desde el momento de iniciado el movimiento parista (el pasado martes 12 de octubre), se abrieron de manera permanente todos los canales de diálogo e incluso se hicieron llegar diversos ofrecimientos por parte de la Secretaría de Educación en el estado, no se ha planteado una contrapropuesta o al menos una propuesta de los inconformes.

En consecuencia a lo anterior, la afectación a las labores académicas, de investigación y administrativas continúan suspendidas, provocándose malestar en la comunidad imcediana.
Según trascendió, uno de los planteamientos de los inconformes fue el relativo a la carencia de aulas para el desarrollo de las actividades académicas, lo que ha reconocido la actual administración debido a que es un problema heredado de quienes le antecedieron.

Esto se derivó de un crecimiento anárquico en los programas de licenciatura, los que tan sólo de 2005 a 2006 aumentaron desde 5 mil a más de 6 mil 500 alumnos, en tanto que los de maestría (que representan la función sustantiva del Instituto), cayeron desde entonces a la fecha en un 50 por ciento.

Lo anterior sostuvo niveles por encima de la capacidad de espacios reales con que cuenta la institución, pues se generó una necesidad de aulas para más de 250 grupos en sus diversos turnos, cuando el IMCED sólo puede cubrir el 35 por ciento de esa demanda en instalaciones propias.

Esto llevó a la institución a solicitar a otras dependencias educativas el préstamo de aulas bajo acuerdos que en su momento tenían vigencia limitada y que generaron problemas de ubicación de los grupos.

La política de crecimiento se enfocó a la búsqueda de más recursos económicos para financiar diversos programas y actividades con recursos propios; sin embargo, la administración de Juan José Chagolla Gaona, en lugar de considerar la construcción de más aulas, canalizó los limitados recursos de la institución a la edificación de otra cafetería, vestidores y regaderas de áreas deportivas, cuando las prioridades eran otras, cerrando incluso la librería del IMCED.

Dado que toda la anterior problemática fue heredada a la actual administración encabezada por Irma Aurora Villaseñor Ávila, la secretaría de Educación en el estado ha considerado la aplicación de una auditoría administrativa que permita determinar la forma en que fueron aplicados los recursos y en su caso apoyar al Instituto para dar respuesta a la demanda de espacios.

De nueva cuenta, la dirección del IMCED hizo el llamado a dirimir las diferencias en la mesa del diálogo y no continuar afectando los intereses académicos de la comunidad mayoritaria de la institución.
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