CONFERENCIA NACIONAL DE GOBERNADORES
COMISIÓN DE SEGURIDAD PÚBLICA
PRONUNCIAMIENTO EN APOYO A LAS
ACCIONES EN MATERIA DE SEGURIDAD RELATIVAS AL
MANDO ÚNICO POLICIAL
COMISIÓN DE SEGURIDAD PÚBLICA
PRONUNCIAMIENTO EN APOYO A LAS
ACCIONES EN MATERIA DE SEGURIDAD RELATIVAS AL
MANDO ÚNICO POLICIAL
La tranquilidad social es un reclamo que, con toda razón, se ha vuelto permanente por parte de la ciudadanía ante los altos índices de criminalidad que aquejan al país. Los delincuentes quieren amedrentar a todos, gobiernos y sociedad. No lo lograrán.
Debemos pasar de la mera indignación ante los hechos que tr
astornan nuestra vida cotidiana. Somos un país de gran tradición y cultura viva, orgulloso de nuestras raíces y que históricamente ha sabido defender su soberanía a fin de consolidar una sociedad donde imperen la prosperidad y la equidad.
Por eso hoy no podemos seguir permitiendo que la delincuencia organizada y la criminalidad se conviertan en males endémicos que afecten el tejido social e individual del mexicano, al punto
de dañarlo de forma irreversible.
Estamos obligados a responder con mayor decisión de la que hemos mostrado, a combatir por todos los medios a nuestro alcance a los delincuentes que agraden a la sociedad, que vulneran las bases mismas de la convivencia. Enfrentamos una auténtica crisis de seguridad nacional y hechos de barbarie que rechazamos categóricamente.
Es claro que la actual organización de seguridad pública en el país favorece la desarticulación, los esfuerzos inconexos, las respuestas aisladas. Así no hemos podido avanzar. Así ganan terreno unos pocos criminales carentes de escrúpulos frente a un pueblo mayoritariamente pacífico y tra
bajador, que no merece tal desasosiego.
No podemos cerrarnos a las evidencias. Tenemos que cambiar lo que no ha funcionado. Al crimen organizado es preciso oponerle fuerzas de seguridad unificadas y una sociedad comprometida que actúe con cohesión ante los graves y actuales peligros.
Esto implica que rediseñemos de manera integral, entre otras cosas, el modelo policial, a fin de que éste responda con oportunidad a la problemática actual de dispersión y multiplicidad de funcione
s.
Lograr una sociedad con certeza de armonía y seguridad es interés común y prioritario para la Federación, los estados y los municipios; por lo que la integración de los cuerpos municipales de policía de cada entidad en uno solo bajo el mando de la policía estatal, atendiendo las particularidades jurídicas de cada entidad federativa, se convierte en una necesidad imperiosa para atender y resolver los delitos del fuero común y, con ello, contribuir a la seguridad ciudadana y un manejo más eficiente de los recursos financieros, materiales y humanos en cada estado.
Por lo que la Conferencia Nacional de Gobernadores se pronuncia por:
Ma
nifestar su posición en el sentido de crear mandos policiales únicos en cada una de las treinta y dos entidades federativas y que se inicien las discusiones necesarias en relación a las condiciones de esta reforma, que considere la participación específica de los tres ámbitos de gobierno.
Presentar una respetuosa sugerencia al Congreso de la Unión para que en uso de sus facultades delibere y resuelva sobre la conveniencia de reformar el articulado constitucional necesario para crear en cada estado miembro de la Unión una policía única capaz de responder con mayor eficacia, profesionalismo y prontitud ante los inaceptables desafíos de la criminalidad.
Realizar, en su caso las adecuaciones al marco jurídico de las entidades federativas, siempre con absoluto y total respeto a la soberanía interior de cada una y a las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Recomendar nuevas adecuaciones a las fórmulas de cálculo y a las modalidades de aplicación de los fondos federales destinados a la seguridad pública, con el fin de presentar una propuesta acorde a los nuevos retos que afrontan los estados. Es necesaria una repartición más equilibrada de los recursos de seguridad entre los órdenes de gobierno.
De manera más amplia revisar, con carácter de urgencia, las implicaciones constitucionales, legales, reglamentarias, operativas, administrativas y presupuestales para transitar de manera rápida y eficaz al modelo que en ejercicio de la soberanía popular determinen, en su caso, el Congreso de la Unión y el Constituyente Permanente. Deseablemente el que implicaría la creación de mandos unificados policiales en las entidades federativas.
Debemos pasar de la mera indignación ante los hechos que tr
astornan nuestra vida cotidiana. Somos un país de gran tradición y cultura viva, orgulloso de nuestras raíces y que históricamente ha sabido defender su soberanía a fin de consolidar una sociedad donde imperen la prosperidad y la equidad. Por eso hoy no podemos seguir permitiendo que la delincuencia organizada y la criminalidad se conviertan en males endémicos que afecten el tejido social e individual del mexicano, al punto
de dañarlo de forma irreversible.Estamos obligados a responder con mayor decisión de la que hemos mostrado, a combatir por todos los medios a nuestro alcance a los delincuentes que agraden a la sociedad, que vulneran las bases mismas de la convivencia. Enfrentamos una auténtica crisis de seguridad nacional y hechos de barbarie que rechazamos categóricamente.
Es claro que la actual organización de seguridad pública en el país favorece la desarticulación, los esfuerzos inconexos, las respuestas aisladas. Así no hemos podido avanzar. Así ganan terreno unos pocos criminales carentes de escrúpulos frente a un pueblo mayoritariamente pacífico y tra
bajador, que no merece tal desasosiego.No podemos cerrarnos a las evidencias. Tenemos que cambiar lo que no ha funcionado. Al crimen organizado es preciso oponerle fuerzas de seguridad unificadas y una sociedad comprometida que actúe con cohesión ante los graves y actuales peligros.
Esto implica que rediseñemos de manera integral, entre otras cosas, el modelo policial, a fin de que éste responda con oportunidad a la problemática actual de dispersión y multiplicidad de funcione
s.Lograr una sociedad con certeza de armonía y seguridad es interés común y prioritario para la Federación, los estados y los municipios; por lo que la integración de los cuerpos municipales de policía de cada entidad en uno solo bajo el mando de la policía estatal, atendiendo las particularidades jurídicas de cada entidad federativa, se convierte en una necesidad imperiosa para atender y resolver los delitos del fuero común y, con ello, contribuir a la seguridad ciudadana y un manejo más eficiente de los recursos financieros, materiales y humanos en cada estado.
Por lo que la Conferencia Nacional de Gobernadores se pronuncia por:
Ma
nifestar su posición en el sentido de crear mandos policiales únicos en cada una de las treinta y dos entidades federativas y que se inicien las discusiones necesarias en relación a las condiciones de esta reforma, que considere la participación específica de los tres ámbitos de gobierno.Presentar una respetuosa sugerencia al Congreso de la Unión para que en uso de sus facultades delibere y resuelva sobre la conveniencia de reformar el articulado constitucional necesario para crear en cada estado miembro de la Unión una policía única capaz de responder con mayor eficacia, profesionalismo y prontitud ante los inaceptables desafíos de la criminalidad.
Realizar, en su caso las adecuaciones al marco jurídico de las entidades federativas, siempre con absoluto y total respeto a la soberanía interior de cada una y a las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Recomendar nuevas adecuaciones a las fórmulas de cálculo y a las modalidades de aplicación de los fondos federales destinados a la seguridad pública, con el fin de presentar una propuesta acorde a los nuevos retos que afrontan los estados. Es necesaria una repartición más equilibrada de los recursos de seguridad entre los órdenes de gobierno.
De manera más amplia revisar, con carácter de urgencia, las implicaciones constitucionales, legales, reglamentarias, operativas, administrativas y presupuestales para transitar de manera rápida y eficaz al modelo que en ejercicio de la soberanía popular determinen, en su caso, el Congreso de la Unión y el Constituyente Permanente. Deseablemente el que implicaría la creación de mandos unificados policiales en las entidades federativas.
